El proyecto de investigación “La Soledad que duele” nace de la inquietud de un equipo de enfermeras y una trabajadora social sanitaria preocupadas por el malestar que sienten algunas de las personas mayores que viven solas (la soledad no deseada).
Tras la experiencia vivida en la pandemia COVID 19, deciden investigar acerca de la soledad no deseada y la hiperfrecuentación en las consultas. Como cierre final a ese estudio se decide elaborar un mapa de activos para la salud identificados por pacientes, ciudadanos/as y profesionales que puedan ser útiles para mejorar el bienestar de las personas mayores.